Oración silente.
De pronto vuelca toda esa angustia hacia su interior, traduciéndola en palabras que se elevan como si fueran humo de incienso, en que se está ofrendando el corazón.
Y el aroma que se percibe en los mundos celestiales por ese ser que ofrenda su vida en holocausto de servicio, es música gozosa que inmediatamente es respondida con Potentes Rayos de Energía Espiritual; entonces el dolor se apaga, la angustia se alivia y en la faz del discípulo una serena calma empieza a brillar, una poderosa Energía lo invade interiormente y regresa al mundo de su servicio sintiendo la cruz más ligera y ayudando a sus hermanos no únicamente con sus cargas, sino proporcionándoles la energía para que ellos mismos puedan salir por su propio pie de ese callejón en que la vida los ha colocado.
Nace así el verdadero discípulo del servicio, como una respuesta a su ferviente oración de ayuda, como una respuesta del cielo a su llamado angustiante de auxilio y su vida se convierte en un faro de luz que disipa tinieblas en donde hay obscuridad, que alivia enfermedades en donde hay sufrimientos, que aporta el consuelo aún a los corazones más encerrados y que extiende la mano para alcanzar a aquéllos que se han sumergido en los abismos; nada es imposible para un discípulo en servicio, nada es incansable para aquél que se ha erigido como instrumento de Dios, así sean las montañas más elevadas, o los abismos más insondables; el corazón que habla en el lenguaje divino rompe las cárceles, las barreras, franquea distancias, disipa tinieblas, alcanza lo inalcanzable y engrandece aun lo paupérrimo.
Amada Kwan Yin
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